La Semana Santa y la Pascua es la festividad religiosa anual más importante dentro del Cristianismo, y sirve para conmemorar la muerte y resurrección de Jesucristo según marcan los evangelios. Dado el peso que la religión ha tenido en la historia, es una celebración que ha marcado y condicionado profundamente la gastronomía. Quizás ahora resultan lejanos aquellos tiempos de penitencia en los que estaba prohibido comer carne por imposición eclesiástica y realizar ayunos sin remisión por cuestión divina estaba a la orden del día, pero el Cristianismo ha definido las comidas de todos los territorios bajo su influjo durante siglos.
La gastronomía de esta festividad religiosa más tradicional prescinde por completo de la carne para dar protagonismo a los productos que sí se podían consumir: verduras, pescados, legumbres, tubérculos, huevos, pan… Y muchos postres. La repostería en Semana Santa nació como otro recurso más para las clases más pobres que no tenían otra cosa que echarse a la boca y que necesitaban todas las calorías posibles en un plato que cumpliera los rigores religiosos. Hoy se han convertido en santo y seña de la Semana Santa, y te invitamos a prepararlos con nuestra propia receta bendecida por nuestro equipo de cocineros y por la pinta que tienen.
Es tiempo de potaje o huevos de vigilia, de bacalao en forma de buñuelo, tortillita o croqueta, de patatas viudas, de mucha cuchara y de finales en forma de torrijas, panellets o pestiños. ¿Se te está haciendo ya la boca agua tanto como a nosotros?